Una imaginación desplegada sin temores caracteriza la obra de Rowena Bali; una prosa que se extiende para tocar con pluma firme, plagada de ironía y humor desternillante, hechos representativos del absurdo, algunos muy gozosos, otros muy terribles: el sufrimiento de un hombre que imagina que el cielo sangra; la indiferencia con que una madre vende el alma de su hijo; la desesperación de un joven que se enamora de objetos inanimados sin ser correspondido; una mujer solitaria que pare más de una decena de hijos con las formas de los objetos utilizados en sus prácticas onanistas; un delincuente que asesina porque anhela la reclusión; una muchacha que proyecta construir una vida paralela y feliz en el techo de su cuarto...