En La Modificación de Michel Butor, un respetable viajante de comercio (casado, pero en camino hacia una posible cita con su amante) reflexiona sobre su vida. Con un esquema análogo, Mercedes Estramil crea su propio viajante: montevideano, pequeño burgués y mediocre, y su propia roadmovie (en la que hay accidentes carreteros, un aparentemente chato pueblo de campaña, videos misteriosos, extraterrestres, jabalíes, abundantes muertos, y una brillante e impiadosa disección de la mentalidad infinitamente vulgar del amante, que recibe todo y no da nada). Con un estilo ágil e impecable, Estramil no narra otra historia más de amor, sino una radical y diferente. No hay nada de la autocomplacencia mimosa de una prosa eminentemente femenina que se escribre delicada ante el espejo. No, esta es una prosa bruta, impiadosa y que sabe encontrar el humor. (Ana Inés Borges, Brecha)