El pensamiento filosófico de Baruch Spinoza posee, por la radicalidad de su movimiento conceptual, los rasgos del devenir crítico del proyecto moderno. La singularidad e intensidad de su pensamiento le sitúan en una modernidad cuyo extravío permite pensar los límites que suponen el fin de la metafísica y el restablecimiento del sentido de toda acción filosófica en la vida práctica. El análisis de su disonancia en el siglo XVII se realiza a partir de un recorrido por la noción más importante de su ontología: la inmanencia, vista desde la categoría del deseo.