«La gran ausente de los discursos de la última década es la chica que se comporta mal, la chica que chupa pollas, la chica fácil, la chica que quiere mucho sexo, la chica calentona.»
Virginie Despentes
Existen dos tipos de obras que se corresponden con dos tipos de creadoras, o dos tipos de creadoras que generan sendos tipos de obras. El primer tipo lo conforman las creadoras y las obras que vienen a integrarse en los valores dominantes de la sociedad en la cual se insertan. El segundo tipo, las creadoras y las obras que vienen a desintegrar esos valores. Las primeras son constructivas; las segundas, pulverizadoras. [
] Ailoveny Güats y esta su primera novela pertenecen, por suerte para nosotras y para la literatura, al segundo tipo.
La moral de nuestra protagonista va mucho más allá de la moral refrendada y refrendadora [
] Estamos ante una ramerita o una Gran Ramera que demuele el edificio social basado en la normalización de la figura de la puta, ramerita o Gran Ramera (según el humor de la personaje) que descoyunta los listones del marco en que nuestra sociedad prostituyente (usando un neologismo de la filósofa María Galindo ) ha confinado a la puta, incluidos los espacios con supuesta vocación emancipadora de la prostitución abrazados por la izquierda, sea esta institucional o asamblearia.
¡¡¡ABAJO EL TRABAJO!!! ¡¡¡QUE VIVAN LAS PUTAS!!!
Extracto del prólogo escrito por Cristina Morales.
Sobre la autora
Ailoveny Güats creció en un pequeño pueblo de Alicante, donde recibió los beneficios y perjuicios de una educación reglada. Descubrió la literatura a través de Hubert Selby Jr. y los jóvenes del módulo 10 de Alcalá Meco, con quienes estableció una relación epistolar. La muerte prematura de su padre anticipó el traslado de Ailoveny a la Ciudad Condal. En Barcelona ejerció de puta, con mayor o menor éxito, y recientemente ha escrito esta novela.