Expresión particular del ideal moderno de emancipación, el anarquismo logra reconocimiento en la historia de las ideas políticas y sociales por su crítica radical de lo político como organización estatal de lo público: la anarquía significa, primero, la reapropiación social de la dimensión pública y, segundo, en la tradición anarcosindicalista, la resorción de lo político en lo económico y lo social. Sin embargo, la historia del anarquismo de los dos últimos siglos quedó marcada por una tensión permanente entre el proyecto de una organización no estatal de lo público y la necesidad de utilizar la mediación político-estatal como forma de acción. La solución federalista propuesta por Pierre-Joseph Proudhon en el siglo XIX, la Comuna de París en 1871, o la participación de anarquistas de la Confederación Nacional del Trabajo en el gobierno republicano durante la Guerra Civil Española, son algunos ejemplos.
Los textos reunidos en este libro buscan interrogar esta tensión, detallando en ella no una incoherencia, sino el síntoma de un problema general que concierne al sentido de lo político como tal, y del que podemos encontrar una expresión en la crisis contemporánea de las formas establecidas de democracia representativa y de la misma noción de representación política, así como en la reciente emergencia de nuevas formas de acción pública _Indignados, Occupy-, y ciertas formas del altermundialismo que critican la práctica política en tanto que práctica especializada y profesional que reproduce las jerarquías instituidas y los sistemas verticales de toma de decisiones, o que engendra nuevas jerarquías que escapan en gran medida al control social.