Estos ensayos edificados en los márgenes de la filosofía constituyen algo así como una búsqueda en el desván de la cultura de ciertas cosas olvidadas que pueden ayudarnos en una nueva etapa que todavía no sabemos muy bien a donde nos lleva. En una época que cree haber consumado las posibilidades humanas y donde incluso se ha propuesto asilarse en la razón como si se tratara de un refugio al que, luego de ascender, el individuo se encierra arrojando con serena y firme despreocupación la escalera, estos inconexos ensayos, aferrados a los desperdigados restos del gran naufragio de la cultura presocrática, constituyen una invitación inversa o, si se quiere, una suerte de tentación para escapar de aquel altillo y bajar al infierno del mundo real. La obra invita a recorrer algunas de las más intrincadas y fascinantes zonas de la geografía histórica del logos, asunto que de ordinario la razón instrumental no siempre es capaz de abordar debido, quizá, a otras urgencias que el actual frenesí civilizatorio impone atender.