Las trabajadoras domésticas ven, tocan, escuchan y respiran el mundo material y emocional de sus empleadores. Hijos, dinero, comida, objetos, secretos median con sus patrones. En nuestro país, a nadie extraña que existan trabajadoras domésticas en los hogares de las clases medias y altas. El empleo doméstico está naturalizado. Sin embargo, la relación entre empleadores y trabajadoras domésticas no pasa desapercibida. Por el contrario, como notará el lector, es un vínculo que abre profundas y apasionadas discusiones que mezclan la reflexión y los sentimientos en la sociedad argentina.
Como de la familia. Afectos y desigualdad en el trabajo doméstico se propone un acercamiento descentrado de una mirada progresista o bien intencionada y promueve una lectura anclada en las relaciones y experiencias concretas para comprender la relación cotidiana que combina intercambios afectivos, relaciones contractuales y formas de procesar la desigualdad social en el espacio doméstico contemporáneo.