Por increíble que parezca, los adultos solemos olvidarnos de cómo fuimos niños. Una experiencia de al menos doce o trece años debería ser imborrable, pero muchos terminamos hablando de ellos como exiliados de nuestra propia infancia. Este libro entrañable viene a corregir un equívoco extendido que se origina en ese olvido: La idea de que los niños deben ser tratados como personas en diminutivo, como seres irracionales cuyos "caprichos" hay que reconducir a la supuesta sensatez adulta. Nace de innumerables preguntas que Luis Pescetti ha escuchado en su larga trayectoria alrededor de los niños como exitosísimo músico y autor.