" Durante veinticinco años, es decir, desde que me matriculé como estudiante de doctorado, he estado preocupada por la cuestión de cómo se puede entender la filosofía feminista sin considerar la expresión un oxímoron, una contradicción. Si se supone que la filosofía consiste en investigar los aspectos más fundamentales del mundo con una mentalidad consistentemente abierta, ¿cómo puede una práctica filosófica emanar y mantenerse fiel a un compromiso político? [...] " El Segundo Sexo " de Simone de Beauvoir ofrece un ejemplo poderoso de cómo resolver esta aparente contradicción. Desde mi punto de vista, Beauvoir consigue encontrar una manera de colocar su propia experiencia como mujer en el mismo espacio que su investigación filosófica. Más específicamente, utiliza su experiencia como una forma de mantener su investigación ligada al mundo real, mientras simultáneamente permitía que la investigación transformara su comprensión de su propia experiencia. " El Segundo Sexo " , mantuve entonces, es el mejor ejemplo que tenemos de un texto cuyos logros filosóficos se hallan en función de su capacidad para cambiar el mundo real y viceversa " (Nancy Bauer)