Batalla gigante la que emprende Bernardo: sacudir la pereza del sentido común para volver a mirar. Desmontar el miedo para volver a mirar. Y así achicar la distancia con aquellos que son invisiblizados o demonizados por los relatos mediáticos. Porque si no achicamos la distancia, no hay proyecto igualitario posible, no podemos responsabilizarnos por el destino de esos otros. No podemos aspirar a la felicidad colectiva. Por eso lo primero es ejercitar una mirada que sea capaz de reconocernos en la vulnerabilidad del otro. La vulnerabilidad del otro como espejo de la propia vulnerabilidad, es decir, de la condición humana" (Ana Cacopardo, en el prólogo)