«El tratamiento dado a la "cuestión social", en tiempos de globalización, no aspira a resolver el problema del paro, de la pobreza y del "mal-vivir", sino únicamente a regular su no-solución.» Jean- Pierre Garnier El espacio o el territorio en sí mismo expresa siempre la materialización de unas determinadas relaciones sociales, y como tal también las marca. Por ello, en una sociedad totalmente sometida a la lógica del capital como en la que estamos inmersos, las configuraciones territoriales y las políticas sobre los lugares y sus gentes se adaptan a la mercantilización generalizada de la vida y al control, duro o blando, que ejerce el poder. Esto no impide que persistan las contradicciones sociales y las resistencias, tras las que se puede adivinar el deseo de vivirse y de vivir el entorno de otra manera. Inmersos en un proceso de desmantelamiento del Estado del bienestar que transfiere al ámbito de lo local la gestión residual de las crecientes desigualdades, los intermediarios sociales, la prensa y los discursos de una clase intelectual servicial #movida por la voluntad de no-saber# juegan un papel cada vez más importante en los intentos de «contención» de la explosión social en ciernes; eso sin olvidar el arsenal de nuevas leyes represivas y legitimadoras del creciente apartheid social. En Contra los territorios del poder además de ahondar en las causas y consecuencias de la «insostenibilidad» del proceso de urbanización capitalista, Jean Pierre Garnier subraya la necesidad de saber pensar las problemáticas y las palabras que nos conciernen, pues no es cosa de caer en los señuelos de debates y combates propios de las agendas y los lenguajes de los expertos; puesto que, hoy en día, más que un pensamiento único es un pensamiento unánime el que intenta ya no sólo hacernos reos y vigías del orden urbano y territorial que nos domina y controla, sino también marcarnos el paso de cómo hay que pensar, luchar y qué alternativas dar.