¿Qué realidad emocional hay detrás de cada comportamiento y mal estar de un niño? y ¿cómo podemos gestionar esos momentos de tensión y conflicto de una forma amorosa y pacífica?. Lo que pensamos que vemos en el comportamiento de un niño casi nunca es lo que realmente le sucede. Nuestra responsabilidad no debería ser querer modificar el comportamiento de un niño a través de castigos, premios y amenazas sino entender por qué hace lo que hace y ayudarle a gestionarlo y hacer algo a su favor para que pueda sentirse mejor. Cuando nos sentimos bien, nos comportamos bien ya que estamos en armonía. Cuando nos sentimos mal nos comportamos mal. Ser conscientes de QUÉ es lo que nos pasa a nosotros como adultos cuando los niños no son como nosotros quisiéramos que fueran es nuestra responsabilidad. Cuando no podemos controlar nuestras propias emociones solemos convertirnos en controladores de las emociones de los niños. Pensamos que tenemos derecho a controlar a los niños por su propio bien. No nos damos cuenta cómo nuestras experiencias tempranas influencian la forma de ver y tratar a los niños. La sociedad actual es un vivo reflejo de cómo nos fue de niños. Es de gran urgencia el empezar a hacer las cosas desde otro lugar sin tantos gritos, sin tantas órdenes y sin tener que recurrir al autoritarismo. Debemos priorizar las relaciones amorosas y pacificas sin tanto uso de poder. Anteponer la relación nos unirá y fortalecerá. El amor incondicional es lo que todo ser humano necesita para poder llegar a ser quien ha venido a ser. Dar lo que no tuvimos duele y hacer las cosas de un modo distinto al de la mayoría cuesta pero sé que es posible. Mi propósito es entrar en tu corazón para poder ayudarte a llegar a ser la madre o padre que tus hijos necesitan que seas o el adulto amoroso y pacifico que todo niño necesita. Lo más importante es ser conscientes y poder ver qué es lo que nos lo está imposibilitando. Preguntémonos: ¿Esto qué voy a hacer o decir ahora mejorará nuestra relación y nos conectará o nos distanciará?