Este libro como eje el tema de la relación de campesinas y campesinos con el maíz en México. En él se defiende la idea de que el cultivo del maíz funciona como eje e integrante de la complejidad campesina. Por una parte, se resalta que los grupos campesinos se han enfocado en la producción de su propio aliento, en el maíz, el cual es base, articulador y contenedor de la cultura, y ha sido sustento de la estrategia familiar. Por otra parte, se sostiene que las transformaciones actuales tienen como principal determinante las políticas neoliberales y los procesos globales, que hoy toman claramente la forma del despojo de los recursos campesinos. Esto produce tensiones entre la defensa y el abandono de la tierra, de la forma de vida campesina, del cultivo y de la semilla nativa; de las tecnologías propias; de las posibilidades de insertarse en el mercado, de migrar, de quedarse en sus tierras o regresar. Las estrategias y los elementos de la cultura campesina se encuentran en procesos permanentes de reacomodo, ajuste y reinvención.