Las criaturas cuando nacen vienen con las instrucciones bajo el brazo, están tan cerca de la vida que saben expresar lo que les gusta, lo que los incomoda y aquello que necesitan. La crianza es una buena ocasión para reencontrar aquella lengua primera, hecha de afecto, cuerpo, necesidades, juegos y curiosidad, y de esta forma poder entender qué nos dicen y, con ello, reencontrarnos.
Con esta colección queremos esparcir y sembrar semillas de respeto, de confianza, de deseo de observación y de mirada. Palabras que nos ayuden a disfrutar intensamente de la aventura de acompañar a crecer, de volver a conectar con los aprendizajes primeros de cuidado y admiración de la vida y la naturaleza, de conexión con el amor y la sabiduría relacional.