Segunda mitad del siglo XX; una cultura milenaria bajo la dominación de otra de solo unas décadas de arrolladora existencia: la China de Mao se encuentra con el Tíbet. El ateísmo y la supremacía desplazan unas tradiciones tan antiguas como las montañas del "techo del mundo". En este grisáceo contexto, el milagro de la vida se muestra en su forma más simple y armoniosa: en el crecimiento de unos diminutos y suculentos hongos. Las cabecitas vegetales rompen la tierra y aparecen entre la hojarasca para deleite de todos aquellos que respetan la montaña. Nuestra protagonista, Ama Sijiong, una mujer que ama la naturaleza por encima del Partido, conoce el paraíso: el lugar en el bosque cercano a su aldea donde no llegan ni la hambruna ni la avaricia de la humanidad; éste es el gran secreto de su vida. Esta historia cuenta el impacto del nacimiento del inmensurable poder de la China que conocemos en la vida campesina y étnica. Una pequeña aldea tibetana con aroma a hongos fritos en mantequilla ve nacer y crecer a varias generaciones de una familia cuya vida se mece por acontecimientos dictaminados a miles de kilómetros en la sede del Partido Comunista. Edén de hongos es una novela tierna y dura a la vez. A Lai nos conmueve de diversas maneras: bien por la belleza de sus descripciones, bien por la crudeza de una era ya olvidada, en la que la búsqueda de la gloria proletaria arrasó con la madre tierra. Un pequeño libro para descubrir la grandeza de la voluntad, la bondad, el respeto por el medioambiente y las tradiciones, y que nos enseña que el día en que el ser humano sea mejor será aquél en que los tiempos realmente hayan cambiado.