Construido a partir de una dispersión ordenada, El alma es un placard, el primer libro de Roxana Buttazzoni, está compuesto por fragmentos que iluminan escenas, gestos, recuerdos, formando una secuencia divertida y, a la vez, triste.
Historias incompletas narradas a media voz, que recuperan una temporada en Traslasierra, un barrio de Buenos Aires, y también, sin nombrarlos del todo, los amores perdidos.
El alma es un placard es un libro que espera ser leído de a poco, degustado, como si se tratara de un vino añejo, o, mejor dicho, de un manjar literario.