Amelia observaba por la ventana los nin~os que jugaban en el parque. Intrigada, miraba entre saltos y escondidas, co´mo se acercaban a un enorme naranjo. Amelia podi´a adivinar la razo´n. Ella tambie´n queri´a sentir la proteccio´n del a´rbol. Hasta que un di´a dejo´ salir su valenti´a para contarle su secreto.