La autora argumenta de forma persuasiva que la enorme disparidad racial en el castigo penal en Estados Unidos no es meramente el resultado de una acción neutral por parte del Estado. Para ella, el aumento del encarcelamiento masivo abre un nuevo frente en la lucha histórica por la justicia racial. No hemos terminado la casta racial en América; simplemente la hemos rediseñado. Apuntando una potente denuncia sobre la Guerra contra la Droga que está diezmando las comunidades de color, el sistema de justicia criminal estadounidense funciona como un sistema contemporáneo de control permanente.