Durante las primeras décadas del siglo xx, el arte, las ciudades y los monumentos más emblemáticos de la geografía española comenzaron a recibir una especial atención por parte de la cinematografía, que contribuyó a su difusión, promoción y conocimiento entre la sociedad del momento. La evolución natural de este fenómeno culminó con la gestación de un género cinematográfico con personalidad: el documental de arte. Coincidiendo con la edad de oro del mismo a nivel internacional, en los años del franquismo, el cine español se sumó con sus aportaciones a proponer nuevas vías de tratamiento, análisis e interpretación del arte. Desde entonces y hasta la actualidad, el documental de arte en nuestro país ha conocido nuevos escenarios mediáticos para su desarrollo más allá del ámbito cinematográfico, en los que la televisión y los museos han sido determinantes incluso en la propia transformación de este género audiovisual.