"Las democracias liberales avanzan, por caminos inéditos, hacia un modelo de sociedad y de gestión política que denominaría neofascismo" o "fascismo de nuevo cuño". Esta formación sociopolítica se caracterizaría, en lo exterior, por la beligerancia (afán de hegemonía universal); y, en lo interior, por una enigmática e inquietante docilidad de la población (letargo del criticismo y de la disidencia), circunstancia que haría casi innecesario el actual aparato de represión física al ejercer cada hombre, en suficiente medida, como un policía de sí mismo. Quisiera subrayar la responsabilidad de la Escuela en este adocenamiento planetario del carácter; su implicación en la forja de la Subjetividad Única."