Este es un libro de cuentos que se inspiran en leyendas, mitos, poesías, limericks
pero, sobre todo, es un libro de cuentos que son invisibles a quien no pueda darse tiempo, tiempo de poner atención a aquello que debe ser oído y contado con luz tenue y cadencia suave. Las narraciones que aquí se enredan son piezas perfectas de un rompecabezas que entrecruza seres de todos los tiempos y espacios: hadas, duendes, monstruos, los Mayas y hasta Dailan Kifki.
Esos seres nos dan la mano y nos llevan a pasear entre los grandes universos y abismos del miedo, la imaginación, la inspiración y la infinitud (mientras nos convidan pistas y datitos, que pueden googlear para más diversión).
La autora y la ilustradora, tejedoras de lo imaginario, entregan por completo su corazón a un niño, de un modo tan profundo y amoroso que atraviesa la intimidad de la habitación hacia el infinito
y se nos convida.
Esta obra es una invitación a defender la potencia de la invisibilidad, que cede ante quien puede mirar más allá.