El nacimiento de deseo reúne diez ensayos que indagan en el vínculo del deseo con la rivalidad, el conflicto y la paranoia. No deseamos lo que queremos, lo que nos conviene, o lo que nos brinda bienestar o felicidad. El deseo se impone por fuera de la voluntad y nos deja en la penosa situación de defendernos de él inútilmente. Pero el deseo es también aquello que pone en movimiento la vida. V en esa medida, esconde en su seno un enigma: ¿quién pone en movimiento al deseo? En el relato del Génesis, la paranoia es doble: un jardín perfecto en que hay una prohibición, y una transgresión curiosa que acontece antes de que los humanos adquieran la curiosidad. De acuerdo con el texto, antes de comer del fruto prohibido, Adán y Eva tenían los ojos cerrados, es decir, carecían de impulso curioso. ¿Por qué, entonces, Eva deseó comer del árbol del conocimiento del bien y del mal? A partir del Génesis y la mitología griega, la filosofía de Girard y Bataille y el psicoanálisis de Freud, Klein y Rank, la autora despliega una concepción del deseo que rompe con toda idealización pacificadora