En el Río de la Plata, los anarquistas que profesaron el naturismo no encontraron demasiadas complicidades para la elaboración de proyectos en los que ensayar una articulación de saberes y prácticas propios de ambas formaciones de ideas. Si bien buscaron a fuerza de debates desdibujar los contornos que separaban los horizontes de transformación del movimiento libertario y el naturista, difícilmente pudieron superar las tensiones que se desprendían de sus propias y singulares búsquedas. Así, salvo algunas excepciones, se vieron obligados a repartir sus horas libres entre actos de protesta y experimentaciones con métodos naturales de curación, cuando no a tener que decidirse por una u otra forma de activismo.
El nombre del país en el que transcurre el relato de Rosell se encuentra inspirado en el concepto de macrobiótica, acuñado a fines del siglo XVIII por uno de los referentes de la medicina naturista, el alemán Christoph Wilhelm Hufeland. A diferencia de la medicina que entonces se enseñaba en las universidades y que, según Hufeland, tenía por único objeto el tratamiento de enfermedades, la macrobiótica consistía en el arte de prolongar la vida.