Anahí tiene 5 años en diciembre de 2001. Percibe que los sonidos cambian en la calle y las caras cambian en su casa. A su alrededor, todo habla de la crisis. Ella no sabe si esa tal crisis es una enfermedad mocosa, un monstruo que come presidentes, un señor malo que quiere cerrar la fábrica donde trabaja su papá o un montón de abuelas ansiosas con cucharones en la mano. Anahí quiere entender qué pasa, qué es eso que lo inunda todo.
Cuando tenés 5 años, es difuso lo que es un país, qué lo define: ¿un gobierno, la geografía, las costumbres, la gente, sus recursos? Anahí estaba ocupada en otras cosas, siendo niña, pero de pronto a su alrededor crece la incertidumbre, la desesperanza, y ella presta atención. ¿Qué es lo que amenaza al país? ¿Cómo se entiende el hambre? Anahí escucha, pregunta, está llena de dudas. Pero detrás de su merienda con tortas fritas, de algo está segura: ella es el pueblo, y el pueblo no se va.
Parte de acompañarte, crianza lectora, es acercarte la historia reciente, que entrama las vidas de quienes no estaban ahí cuando las cosas pasaron, pero venían llegando.