Virginia Wolf definió en el siglo XX una nueva manera de concebir y de vivir la literatura. Fue una de las primeras escritoras que observaron los logros de la mujer en la novela, que ella reconoció como una tradición literaria femenina distintiva a la que se había acercado tanto las lectoras como las escritoras, pero que aún no se definía en su totalidad. Aquí comienza la labor de Woolf. Al explorar esta tradición confronta dos aspectos torales que se interrelacionan: la posición social y económica de la escritora y la lectura que hace de su mundo. Para Woolf tanto en el arte como en la vida, estas artistas se hallaban confinadas no sólo en una sociedad dominada por los hombres, sino también en los constructos literarios creados por ellos. Virginia Wolf observa en la literatura escrita por mujeres un impulso común de lucha para escapar de tal confinamiento social y literario por medio de una redefinición del arte, de la sociedad y de la individualidad femenina.