Publicados en Francia en 1966, los Escritos de Jacques Lacan lograron una repercusión inesperada que excedió el campo de los especialistas. se trata sin duda de un texto decisivo para el pensamiento del siglo xx, no sólo por los conceptos psicoanalíticos por él forjados y por su particular estilo -cuya precisión se anuda a una singular potencia literaria-, sino también porque integra recursos provenientes de disciplinas como la filosofía, la antropología, la lingüística, la lógica y la topología. Tal vez ésta sea una de las razones de su vitalidad actual: el hecho de que estudiosos de diversas áreas sigan encontrando en los escritos de Lacan la clave de un pensamiento siempre heterodoxo que insinúa, precisamente por eso, la vía menos adocenada para abordar cuestiones tan centrales como el lenguaje, el lugar del sujeto y lo social. La rigurosidad del texto de Lacan, exenta de toda complacencia, invita al lector a realizar un ejercicio de lectura a la letra, tal como el autor señala que debe leerse el deseo. El descubrimiento del psicoanálisis es el hombre como animal hablante. Es el analista a quien le corresponde poner en serie las palabras que escucha y darles un sentido, una significación. Deshagámonos del hombre promedio, que no existe. No es más que una ficción estadística. Existen individuos, es todo. Cuando escucho hablar del hombre de la calle, de encuestas, de fenómenos de masas y de éste género de cosas, pienso en todos los pacientes que vi pasar por el diván durante cuarenta años. Ninguno se parece en ninguna medida a otro, ninguno tiene las mismas fobias, las mismas angustias, la misma manera de contar, el mismo miedo de no entender".