Los Estados-nación han mutado. Si tomamos como referencia los Estados de Bienestar de la posguerra, la diferencia es mayor. Aquellos Estados procuraban integrar a las clases populares a través del pleno empleo, con importantes inversiones en salud y educación para toda la población. Aún en América Latina, donde esa experiencia fue incipiente y efímera, se constatan grandes diferencias con aquel período. Desde que el modelo neoliberal se instaló en nuestras sociedades, los Estados comenzaron a jugar en contra de las clases trabajadoras. Por un lado, han sido secuestrados por el 1% más rico, despojándolos de todo carácter social. Por otro, los Estados fueron blindados por las clases dominantes a través de una compleja arquitectura internacional. De este modo, los esfuerzos por realizar transformaciones de los aparatos estatales, chocan con límites y barreras que hasta el momento ningún proceso electoral progresista y de izquierda han conseguido traspasar.