Este libro es producto de una investigación que recorre varios bordes: la violencia es uno de ellos, pero también el deseo. A ellos se suman la memoria y la crueldad, los archivos y las esferas, los desechos y las mercancías. Tal vez el punto común a todos estos escritos es que trabajan con desechos de diverso tipo y con materiales cuyo estatus cultural y social es invisible o trémulo: desde algunas imágenes de cadáveres, que suman una producción mediática gigantesca, pasando por columnas periodísticas quizás ya olvidadas, hasta llegar a pequeñas historias de amor o erotismo, vínculos familiares extraños y marginales -a su manera-, unas ropas en desuso o unos recuerdos etnográficos menores. Si la imagen de un ropero para migrantes conformado por prendas usadas y desechadas -que motiva dos de los capítulos de este libro- tiene alguna importancia, es porque muestra un horizonte de relaciones y prácticas sociales, objetos, discursos, emociones, narrativas y afectos que permanece oculto a las miradas oficiales, desprendido de los relatos dominantes, desplazado con respecto a las prácticas hegemónicas. ¿Podemos buscar aún el cristal del acontecer total en los pequeños momentos singulares que reúne este libro, como propone Walter Benjamin? La realidad empieza tal vez donde termina la luz, por eso los cristales con los que trabajamos son opacos antes que brillantes.