La mayoría de las utopías escritas por mujeres emergen del cauce del pensamiento de los grupos y movimientos de género, son una de sus expresiones críticas de cara a la organización social en la que están insertos. Más que invocar futuros imposibles, plantean un objetivo de cambio, en ocasiones radical, actuando como brújula, refuerzo, esperanza, orientación del presente. Desde La ciudad de las damas de Christine de Pizan y Tendre de Madeleine de Scudéry, a través de Matriarcadia de C. Perkins Gilman, hasta El hombre hembra de Joanna Russ, y Las guerrilleras de Monique Wittig; desde la écriture feminime de Hélène Cixous, al sujeto cyborg de Donna Haraway: una travesía por algunas islas del archipiélago de la escritura política y utópica de las mujeres, imaginando otros mundos posibles.