Un libro que traza la historia filosófica de los derechos humanos desde la Edad Media hasta hoy, donde hasta el mismísimo Dios es interrogado por su silencio ante la atrocidad.
Los derechos humanos protegen a quienes son agredidos por el Estado. Durante las dictaduras, pero también en gobiernos democráticos, con el uso ilegal de la violencia, con fuerzas de seguridad a las que se les permite una exagerada actuación, el Estado suele matar. Y más que eso también.
En estos tiempos, en los que parece que la historia se ha enamorado de la derecha dice José Pablo Feinmann, en los que el fascismo vuelve a asomar su rostro en el continente, es cuando más debemos luchar por la vigencia de los derechos humanos, derechos insoslayables.
Así, con la pasión docente que lo caracteriza, con recursos que también provienen del cine o de la música, el autor traza una historia filosófica de los derechos humanos desde la Edad Media hasta hoy, donde hasta el mismísimo Dios es interrogado por su silencio ante la atrocidad.
Articulando con el brillo de su propio pensamiento las ideas de Hegel, Nietzsche, Marx, Freud o Kafka, Feinmann analiza la violencia, la jerarquía eclesiástica, el colonialismo, las revoluciones socialistas, Auschwitz, el negacionismo, el macartismo, la propaganda política, los intelectuales ante el terror y, finalmente, nuestro logro particular, el hecho que ya ocupa un lugar en la historia mundial de las violaciones a los derechos humanos: el genocidio argentino.
Desde el dolor, pero también desde su permanente compromiso moral, y urgido por llamativas simetrías de la historia con la actualidad, el autor alerta desde estas páginas: En un mundo donde el silencio de Dios es agobiante, los seres humanos tenemos la obligación de tomar la palabra. Si alguien quiere usar la palabra utopía, usémosla. Nuestra utopía es que todo ser humano respete al otro. Y que el otro lo respete a él. La vida, ante todo.