Los personajes de Furia de diamante no oponen resistencia a los chocantes deseos que los poseen; pensamientos detestables, indicaciones oscuras, anónimas, viciosas. Como lectores no podemos creer que vayan a realizarlos. Pero los realizan, como si, en el fondo, nada estuviese decidido del todo y a cualquiera le pudiese tocar enfrentarlo a último momento