POR CUARTA VEZ en poco más de un siglo, la realidad de la guerra se hace presente ante la mirada impotente de una población que carece de recursos políticos y conceptuales para enfrentarla. Una guerra imperialista, como la que se libra en Ucrania; o una guerra colonial y de exterminio, como la perpetrada por Israel en los Territorios palestinos. O bien una proliferación de guerras civiles (asimétricas) que detonan en uno u otro lugar del planeta. La novedad es que ya no hay mediaciones: con toda su violencia, un nuevo ciclo de acumulación se desata y las democracias occidentales, cómplices, poco tienen para ofrecer. Así, agotada la "paz" neoliberal y bajo condiciones impuestas por las derechas radicalizadas, ¿qué hacer? ¿Cómo construye y acumula fuerza el débil, desorganizado y olvidadizo proletariado contemporáneo? ¿Cómo imagina estrategias que vayan más allá de lo micro, de los "modos de vida", de los "cuidados de sí"? Fuerza y estrategia quieren decir organización de la subjetividad. Y la guerra civil es una formidable máquina de producción y transformación de subjetividad de masas