Jeidi tiene dos amigos y vive en la punta del cerro sola con su abuelo, por eso la llaman así. Es la década del ochenta en Villa Prat, un pequeño e inquietante caserío de Chile, y los chicos ven Terminator en la televisión mientras asisten a los estertores de un mundo en el que todavía no se había inventado internet. Entre una escuela católica, excursiones de pesca y radiograbadores, Jeidi va a ser protagonista del último milagro de la Historia. El milagro, que invade como un rumor, revolucionará el pueblo y más allá.
A la descripción de ese mundo en desaparición, a la narración y desenlace del milagro, está dedicada esta novela, llamada a convertirse en uno de los hitos de la narrativa chilena contemporánea.