Juana I de Castilla fue señalada "loca" por su padre, el rey Fernando de Aragón, su esposo, el archiduque Felipe el "Hermoso", y su hijo Carlos, rey de España y Alemania y emperador del Sacro Imperio Romano. Su presunta condición fue empleada por ellos para arrebatarle su legítimo derecho a gobernar. Cronistas, literatos, dramaturgos y cineastas explotaron esta caracterización para romantizar la figura de la reina. Nuevos estudios críticos han desmantelado la idea de que Juana estuviera "loca". Este ensayo se basa en dichas investigaciones y plantea que su historia no fue excepcional, pues muchas otras mujeres pasaron por la misma situación. Para ello, se estudian la visión de la época sobre la supuesta "inferioridad de las mujeres" y los argumentos jurídicos que combatió el movimiento intelectual conocido como "la querella de las mujeres", iniciado por el Libro de la ciudad de las damas de Christine de Pizan en el siglo XV.