Kintsugi es el arte japonés de restaurar una pieza de cerámica rota uniendo los fragmentos con una mezcla de resina y metales nobles: oro, plata o platino. Así nace un objeto nuevo, único e irrepetible, cuyas fracturas cuentan una historia: las cosas más preciadas pueden caer y hacerse añicos, pero tienen arreglo. Como las personas. La magia del arte les aporta una singularidad conquistada. Aquí hay un pájaro que huye, una taza se rompe, tienen lugar un viaje, un descubrimiento y una transformación. Lo que parecía inasumible acaba restituyéndole la belleza al mundo. La filosofía de esta técnica ancestral -reparar la fractura, curar la herida, ennoblecer la cicatriz- inspira el nuevo libro de la autora de Migrantes (Premi Llibreter 2020). Kintsugi es una fábula silente que nos habla de la pérdida y la caída, la cura a través del viaje iniciático, no exento de dificultades, y la posibilidad de superar la adversidad y el trauma. La aceptación de la propia fragilidad. Una elaboración serena de los avatares de la existencia, de todo lo vivido, dotada de un elocuente simbolismo gráfico que sigue la estela del celebrado Migrantes, aunque de manera más intimista, y cuya lectura pueden compartir grandes y pequeños.