CHODERLOS DE LACLOS, PIERRE-AMBROISE
Traducción, introducción y notas de Julio Seoane Pinilla. «¡Oh, mujeres! Venid y acercaos a escucharme. Que vuestra curiosidad, dirigida por una vez hacia asuntos útiles, contemple los dones que os habría concedido la naturaleza y que la sociedad os ha arrebatado. Venid a aprender cómo, nacidas compañeras de los hombres, os habéis convertido en sus esclavas; cómo, caídas en tal estado abyecto, habéis llegado a complaceros en él y lo habéis tomado como vuestro estado natural; cómo, en fin, degradadas cada vez más con una larga vida de esclavitud, habéis preferido los vicios más cómodos a las virtudes más costosas de un ser libre y respetable. Si este retrato trazado con fidelidad os deja frías, si podéis contemplarlo sin emoción, volved a vuestras ocupaciones fútiles. El mal ya no tiene remedio, los vicios se han convertido en costumbre. Pero si en el relato de vuestras desgracias y de vuestras pérdidas enrojecéis de vergüenza y de ira, si se escapan de vuestros ojos lágrimas de indignación, si ardéis con el noble deseo de reconquistar vuestra condición, de volver a la plenitud de vuestro ser, no dejéis que abusen más de vosotras con engañosas promesas, no esperéis en absoluto ayuda de los hombres autores de vuestros males: ellos no tienen ni la voluntad ni el poder de acabar con tales males, y ¿por qué querrían formar mujeres delante de las cuales se verían obligados a avergonzarse? Aprended que no se sale de la esclavitud si no es por una gran revolución. ¿Es posible tal revolución? Sólo vosotras lo podéis decir, puesto que depende de vuestra valentía.»