Aún es preciso esclarecer qué implica hablar de Educación Sexual Integral, para poder implementarla en las instituciones educativas. Hay docentes que quieren ponerla en práctica pero no saben cómo, familias que se niegan a que sus hijos "reciban" ESI y medios de comunicación que la mencionan sin conocer sus particularidades ni por qué es tan necesaria. Este libro parte de la experiencia de la autora y de la de otros colegas con quienes ella interactuó; de conocer a los estudiantes, sus curiosidades y sus demandas, y de identificar relaciones entre lo cotidiano y la teoría pura y dura. Analiza situaciones concretas de la realidad escolar, así como los temores de docentes y familias. Invita a la reflexión para ver cómo podemos hacer -entre todos- para que la ESI sea la regla y no la excepción. Puesto que la misma es un derecho y los derechos se conquistan, este libro resulta una herramienta valiosa para cumplir ese objetivo.