Ya no es la bruja ni la loca, pero la mujer histérica sigue ofreciendo su cuerpo como lugar donde descifrar su saber, donde denunciar que el falo es un semblante que a ella no le satisface por completo. Sus síntomas son aislados de la estructura, acallados por la posibilidad de la remodelación de los cuerpos, la cirugía, los hijos hechos a la carta. Todo es comprable, todo es posible. La técnica al servicio del capricho. Si adopta distintos semblantes, personalidades diversas, es porque están dirigidos a otro que permanece ciego, sordo y mudo a sus reclamos. Sin el Otro no podrá hacerse con su saber no sabido, a él va dirigido todo esfuerzo seductor.