En su libro, la autora nos muestra once historias que abonan a esta expedición íntima. Sus personajes abren sus cajones ante los ojos del lector; necesitan ser acompañados a sus respectivos pasados. Sus seres de ficción, habitantes de estas páginas, precisan de la lectura como un proceso de invasión premeditado. Ellos y ellas saben que alguien les sigue y dejan ver su intimidad ante los convidados.