Los poemas de La imaginación pública encuentran su materia prima en internet, en el habla coloquial, en las descripciones médicas, en textos de otras autoras, en traducciones, en los telegramas que nos llegan del pasado, y en el léxico que nos rodea a todas horas. Desapropiaciones, pastiches, tachaduras, collages, reescrituras y necroescrituras: los mecanismos que generan estas nuevas composiciones nos permiten tocar lo íntimo -el cuerpo, el dolor, el sexo, la enfermedad- sólo si estamos dispuestos a no olvidar las mediaciones colectivas que lo vuelven posible en primera instancia. Libro que expande los límites de lo lírico, La imaginación pública usa el lenguaje de otros, en palabras de la propia autora, para generar una reflexión drástica sobre la alteridad del lenguaje propio, sus zonas turbias y su política inherente. Con este título, la colección Práctica Mortal se abre al presente poético en una de sus expresiones más radicales y necesarias.