Sin saberlo, Miranda es la heredera de este asombroso naranjo que habita desde hace varias generaciones en la isla, sin embargo sus jugosos frutos desatarán la codicia de sus habitantes, llevándolos en ocasiones al borde los más grandes disparates. Mónica Rodríguez retrata un lugar onírico, narrado a la manera de los grandes escritores del realismo mágico en Latinoamérica, confirmándola como una de las voces más potentes en la literatura juvenil.