El estado fronterizo mexicano de Chihuahua y su Ciudad Juárez han adquirido notoriedad en todo el mundo como hervideros de violencia. Los enfrentamientos entre los carteles de la droga y la corrupción de funcionarios resulta en más asesinatos al año en Chihuahua que en Afganistán, un país devastado por la Guerra. Gracias a una cultura de la impunidad, 97 por ciento de los asesinatos en Juarez permanecen sin resolver. A pesar de un ambiente de terror, un grupo pequeño de activistas de derechos humanos representados por la abogada y organizadora de Chihuahua, Lucha Castro trabaja para identificar a los asesinos y sus facilitadores oficiales.