Cuentan los abuelos en noches de humo, olor a mambeada y silencio de escucha que hace mucho tiempo habitaba en la tierra un matrimonio. Cierto día, sin dar señales de alerta amaneció muerto el hombre. La mujer sufrió mucho, recordaba todo lo que él le ayudaba, los trabajos que él hacía, la soledad que sentía en esos momentos era muy dolorosa, con tal, la mujer se la pasaba llorando a toda hora.