El autor indaga esa historia no oficial de las mujeres, para narrar lo no dicho ni pensado por la cultura occidental. Hay dos maneras de no decir ni pensar la verdad. Una opera por ocultamiento; la otra, por sobre-entendimiento. De ambos modos se ha silenciado a las mujeres. Sobre esto nos habla James Pellicer, iluminando los mecanismos político-religiosos del silencio, a lo largo de sus diferentes contextos históricos.
Extracto del prólogo de María José Binetti
James O. Pellicer indaga esa historia no oficial de las mujeres, para narrar lo no dicho ni pensado por la cultura occidental. Hay dos maneras de no decir ni pensar la verdad. Una opera por ocultamiento; la otra, por sobre-entendimiento. De ambos modos se ha silenciado a las mujeres, tanto desde su reclusión doméstica como desde la sobreentendida evidencia de su «connatural» debilidad, degeneración y peligro. Sobre esto nos habla James Pellicer, iluminando los mecanismos político-religiosos del silencio, a lo largo de sus diferentes contextos históricos.
De cara a los avances y logros obtenidos por el colectivo de mujeres en los últimos tiempos y considerando la tendencia irrefrenable e irreversible de su promoción social, Pellicer apuesta a la emergencia teórico-práctica de un nuevo paradigma histórico, a saber, a la síntesis de lo masculino y lo femenino como nuevo modelo socio-cultural, capaz de resignificar las relaciones de poder y medir el avance futuro de la humanidad.
La presente obra sobresale al menos por tres motivos. En primer lugar, por la originalidad de su lectura histórica. En ese sentido, lo original no reside meramente en el hecho de que narrar la historia de las mujeres sea la gran deuda pendiente de la cultura en general, sino en que ella lo es particularmente en la cultura de lengua española y mucho más aun en la prensa local, respecto de la cual la iniciativa de Pellicer constituye un inédito total. En segundo lugar, el gran mérito de la obra consiste en su extensión temporal. En efecto, el autor se ha esforzado por cubrir la mayor parte de la historia y por abarcar la mayor parte de sus instituciones culturales, centrándose en lo religioso como simbólica y mítica fundacional. Finamente, el tercero y quizás mayor logro de la obra consiste en la exhaustiva, rigurosa y detallada documentación histórica que ella ofrece. A este respecto, el trabajo realizado por el autor es lisa y llanamente monumental.