El macho canta y las hembras caen rendidas a sus pies. Este sería el juego de roles pronosticado por Darwin y sus palmeros si la música fuera un resultado evolutivo de la selección sexual. Pero la asimetría hombre/mujer ni es natural ni es inevitable.
Guillermo Lorenzo constata en este preciso(cioso) artefacto escrito que si existen muchos más músicos masculinos que femeninos es porque ha habido más hombres que mujeres que han tenido la oportunidad de desarrollar su talento musical; pero también porque las mujeres que lo han hecho están menos representadas en el relato histórico.
La tenista esquimal contra el eterno masculino no sólo ajusta cuentas y revienta el canon patriarcal, sino que viaja por el punk, el jazz, el folk, la surf music, el pop, la psicodelia o el kiwi rock a la grupa de músicas minúsculas que construyen una galaxia incontenible y necesaria. Nombres clave en el libro: Billie Holiday, Jutta Hip, Bobbi Humphrey, Karen Dalton, Vashti Bunyan, Lora Logic, Poly Styrene, The Raincoats, Gaye Advert, Penelope Houston, Kendra Smith, Hope Sandoval, Mary Lou Lord, Inger Lorre, Look Blue Go Purple, La Luz, Shana Cleveland, Isa Fernández, Juliana Hatfield, The Charades, Magia Bruta, y otras.