Jornadas laborales que ocupan todo el día, bajas médicas que no se respetan, vacaciones que nunca llegan, agresiones que se silencian. Recluidas en el mismo espacio que sus patrones y aisladas de sus compañeras de profesión, las trabajadoras del hogar y los cuidados conforman uno de los colectivos que más explotación y violencia sufre. Como Adriana, que tuvo que trabajar con una lesión grave en el hombro porque sus jefes le negaron la asistencia médica. O como Janina, a la que su jefa solo le permitía tener una semana de vacaciones al año. O como Kenia, con un horario tan agotador que solo podía soportarlo a base de analgésicos.Cristina Barrial recoge las historias de cinco limpiadoras y cuidadoras que le contaron sus experiencias a lo largo de varias entrevistas. Sus vidas están repletas de violencia laboral e institucional, pero también de resistencia, organización continua y lucha individual y colectiva. Todas ellas han abierto las puertas de las viviendas en las que trabajan para hablar de lo que sucede dentro. Todas ellas han convertido la casa en una trinchera.