Hay mujeres que prefieren oponerse al destino que les ha sido impuesto. A lo largo de su infancia, María Vélez, siempre creyó que la vida cedería ante la disciplina de su abuelo; pero al crecer pudo descubrir el milagro del azar y la audacia de la palabra escrita, justo a tiempo para dar cuenta de su vida entre las costumbres y los avatares de una época que se desvanece en las reminiscencias de la historia.
Marcela del Río configura en este libro una novela histórica -o bionovela, como prefiere llamarla la protagonista- en la que el tiempo se ha fragmentado para explicar la consistencias de una vida insólita. Sus personajes divagan entre el amor, las formas sociales, el abandono, la familia y la guerra. Alternando los recuerdos del abuelo Vélez -inspirado en la figura del general Bernardo Reyes, padres del célebre Alfonso Reyes- con las memorias y las ensoñaciones de María, la autora evoca las formas de vida y el ambiente intelectual que conformaron la cultura mexicana entre los últimos años del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. En sus minuciosas descripciones conviven el ambiente ostentoso de la clase alta porfiriana y la atmósfera efervescente de las pugnas que primero originaron y luego consolidaron la Revolución. En este periodo en que se gesta el México de nuestros días, la protagonista se adentra poco a poco en la madurez y en la soledad, desde donde reflexiona sobre la vida como una batalla, sobre el absurdo de la guerra o sobre el sentido de la persistencia. Retrato de una época de grandes cambios y convulsiones sociales, esta novela constituye la biografía no sólo de María Vélez Marrón, sino también la de un país en plena lucha por acercarse a su utopía.