De Duras a Elvira Orphée, son incontables las novelas de hijas que escandalizan a su madre con su atrevimiento. En esta novela de Edith Sáenz, es la osadía de una madre ya fuera del mundo, la que rompe los límites de la conciencia una hija burguesa, conservadora. En una playa atlántica que poco a poco va tomando dimensiones de la "orilla metafísica" de que hablaba Pessoa -entre la vida y la muerte, entre lo conocido y lo innominado, entre la familia y la orfandad- alguien revela a la hija un secreto que, quizá, nadie se ha resistido a conocer tanto como ella misma. Un secreto con el que ha convivido desde siempre pero ya sólo puede sentir como el olor de algo invisible, o más precisamente, como la incomprensible obsesión por conocer un olor, el olor del "centro de la tierra": ese fuego oculto bajo nuestros pies que pisan seguros hasta que, de pronto, sale a la superficie y arrasa con nuestro mundo y nos obliga a recrearlo.