Es imposible liberar la vida sin una revolución radical
de la mujer que cambie la mentalidad del hombre y su
vida. Si no somos capaces de hacer alcanzar la armonía
entre el hombre y la vida, y la vida y la mujer, la felicidad
es tan sólo una esperanza vana. La revolución de género
no atañe solamente a las mujeres. Tiene que ver con
una civilización de sociedad de clases de cinco mil años
de antigüedad que ha dejado al hombre peor parado
que a la mujer. Esta revolución de género significaría,
simultáneamente, la liberación del hombre. El divorcio
total es la capacidad de divorciarse de la cultura de
dominación masculina. Las identidades de género
masculino y femenino que conocemos son construcciones
sociales que se formaron mucho después del hombre y
mujer biológicos. La mujer ha sido explotada durante
miles de años según esta identidad construida, sin
reconocimiento de su trabajo. El hombre debe superar
la consideración de la mujer como esposa, hermana
o amante: estereotipos forjados por la tradición y la
modernidad.