Los wixaritari han empleado simultáneamente dos configuraciones territoriales que se contraponen y se insertan en un sistema territorial nacional: una que define un amplio espacio compartido y multiétnico; otra, más restrictiva e inmersa en las relaciones internas de las comunidades. Las dos se rigen a partir de principios de tradición que se hacen patentes en prácticas rituales y en relatos que remiten al origen de los tiempos.